martes, 15 de mayo de 2012

Adiós Don Carlos

El agua de la fuente la dulce brisa cesa; se ha acabado el poso.




A mi gesto agravio funesto, torva siniestro, cabizbajo… sin el vehemente gusto del tierno fuego acaba el sueño, aniquilado, con el canto del heraldo del señor Itzam Ná, al precioso de las letras dueño.

Triste, Tláloc funesto cierto llora, mientras en Mictlan fiestas gratas, fortuna suya, gozan por el ultimo suspiro. ¡Qué triste designio del señor del lienzo, empacar los libros, dejarnos sin aliento!

Aunque es sincero, amargo trago, el designio. Se llevan al genio dejando al pendejo, que confusos por su aliento, a tan gratas del hombre obras fue falso lo que juró cierto.

Pero olvidemos el incidente aliado del desprecio, y digamos que, señor nuestro, dejaste el recuerdo del bello campo, ahora desierto. Pero orgullosos corazones de tu esfuerzo muestran, lujo de tan encomiable encuentro, pues diste el más hermosos regalo llevándote los ganados premios.

Ve pues, descansa del fatigante sueño, descansa de este que fue tu suelo y goza del bien formado cielo, deiforme caballero; pues ten por seguro brillante ciervo, tus letras enseñanzas dieron, a los jóvenes alumnos y grandes maestros.
Ya ochenta y tres días… aciago fin, hermoso tiempo.





Mis más sinceros pésames a la familia y amigos… desgracia mía no tomar su mano y en persona conocerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario