Allí, del tiempo amante sentada, a aquellos vagabundos en el surrealismo
enterrados admiras y de donde tus gustos
del mundo salvas, un lienzo adornado sacas y tu arte inicias.
Los delicados pinceles extiendes con dulce técnica y tu semblante
esbozas, tu propio halo en un instante creas y al siguiente los deshaces.
Cisne, tus alas abres simulando el vuelo mientras a Gaia el rostro de rojo
tiñes.
Te plasmas…
Doblas y estiras tu figura elevándola, mientras, tu sombra inmóvil te
admira y en un impulso rabioso, en un tumulto de compases, agitas tu imagen. La
excitación te invade, maniobras las olas de colores teñidas por tus dedos y en
eses baúl del arte antiguo te encierras.
Con movimientos ajenos a la obra de Hunahpu Utiu elucubras mientras
metáforas de tus anhelos tu cuerpo crea.
Ya tu ser, en el capricho de tus manos se pierde y ahora, con tu sombra
que el ritmo de la música lleva, bailas y sonríes por el clímax prematuro.
Fumas el aroma del aire cargado, tus piernas la fuerza pierden y tu
cuerpo tiembla.
Lo sientes… ya llega…
De la orquesta, el director, con su pluma en la partitura del sonido
dibuja vehemente y tú, te preparas.
Tus últimas líneas disfrutas, tu movimiento al viento de luces carga y en
el canto más agudo del violín precipitas el encanto y de pronto… te paras. La música sus últimos versos agonizantes y en
tu final metáfora culmina.
Y allí te quedas…
Eternamente hermosa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario